domingo, 2 de agosto de 2009

INSISTIR EN VIVIR



Sería absurdo culpar a los pobres de indolencia y culparlos por la miseria que los maltrata, puesto que el hambre debilita a la persona. Es decir, no se puede confundir anemia con pereza. Con la mirada profunda, el rostro seco y el cuerpo menguado, los pobres llevan la vida envuelta en harapos. Soportan amarguras y trabajan "duramente"; trajinan desde la madrugada hasta la noche, y expoliados por salarios miserables, hasta ahora generan riquezas para los otros
Los pobres son una paradoja. Por un lado, empobrecidos, roídos por carencias; por otro lado, muestran que poseen fibra para el trabajo y la obstinación para vivir. Hay una misteriosa fuerza oculta en los pobres: dentro de la fragilidad, el coraje. Hay en los pobres un contraste entre la palpitación interna de la lucha por la sobrevivencia y el conformismo heredado de la cultura de sumisión
Socio-culturalmente, el pobre ha sido inundado por la alienación.
Hay una política que modela al pobre para la sumisión; hay una pedagogía que enseña al pobre a rendir culto a los dominadores; hay una ética que obliga al pobre a obedecer a las autoridades, aunque sean despóticas; hay una religión que le implora al pobre paciencia y resignación en el sufrimiento; hay una cultura que domestica al pobre, repitiéndole que la cuerda se corta siempre por lo más delgado
La cultura dominante forjó la imagen de que el pobre es débil, inculto e improductivo. Sin embargo, a pesar de haber sido estafado por todos lados, el pobre es fuerte y abriga un potencial creador
Aunque sofocado por grandes necesidades, todavía mantiene perseverancia para caminar y trabajar
Es tiempo de quebrar la estructura sociocultural que amordaza a los empobrecidos.
En la lucha contra la miseria, los pobres desempeñan una labor de agentes, no se puede sustituirlos. Pero tampoco se puede abandonarlos, ni dejarlos solos ni traicionarlos. La sociedad que todavía no perdió la conciencia y la sensibilidad está llamada a solidarizarse proféticamente con los seres humanos expoliados
Hay que ayudar a los excluidos a emanciparse de la sumisión, a recuperar derechos sustraidos, a expulsar la miseria antropofágica, a recuperar la dignidad usurpada y a vivircomo personas.
Según Schiller, "el hambre puede virar y revolucionar el mundo"
El pobre es un ser trágico. Aún triturado por la miseria, destila una grandeza humana. En el cuerpo maltratado del empobrecido, habita la densidad de la especie humana. En el rostro sufrido del ser humano relegado, se escurre el rostro de Dios, y en el día en que el potencial subterráneo de las multitudes se rebele, el mundo comenzará a ser otro
Juvenal Arduini "Atreverse a recrear la humanidad"

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