viernes, 17 de julio de 2009
ENTRE LOS MUROS
Una película que no hay que dejar de ver, basada en la obra del escritor y docente François Begaudeau, que protagoniza el film como el profesor M. Marin. Junto a él, un grupo de actores no profesionales, seleccionados entre los estudiantes de una escuela media de París, juntos recrean la vida en la escuela.
Aquí se plantea lo que sucede actualmente en toda comunidad educativa especialmente la dificultad de la escuela media para adecuar sus objetivos a los intereses de los estudiantes y dos problemáticas en continua tensión: por un lado el deseo del docente de entender a sus alumnos y atender sus demandas, y por el otro los límites impuestos por las normas institucionales y la necesidad de enseñar ciertos contenidos curriculares.
Las conductas de los jóvenes, siempre tan cuestionados por su condición de adolescentes, no hacen más que poner en evidencia la crisis social, el maltrato y la discriminación al que están expuestos, lo que se evidencia en el aula y en las relaciones que entablan entre ellos y con sus docentes. A esto debemos sumarle la crisis familiar y la falta de contención emocional de la escuela y la familia.
La moderna infraestructura de la escuela, la tecnología al alcance de los alumnos, las normas disciplinarias y los espacios habilitados para el diálogo y el debate dan cuenta que no son suficientes para conciliar los intereses de ambos sectores, hay algo que va mucho mas allá y se trata precisamente de replantearnos ¿Qué hacemos con la diferencia dentro de la escuela?
¿Cómo atender la diversidad de intereses y capacidades? ¿Cómo lograr una escuela realmente inclusora que quiera ser habitada por nuestros jóvenes?
Una película que no hay que dejar de ver, basada en la obra del escritor y docente François Begaudeau, que protagoniza el film como el profesor M. Marin. Junto a él, un grupo de actores no profesionales, seleccionados entre los estudiantes de una escuela media de París, juntos recrean la vida en la escuela.
Aquí se plantea lo que sucede actualmente en toda comunidad educativa especialmente la dificultad de la escuela media para adecuar sus objetivos a los intereses de los estudiantes y dos problemáticas en continua tensión: por un lado el deseo del docente de entender a sus alumnos y atender sus demandas, y por el otro los límites impuestos por las normas institucionales y la necesidad de enseñar ciertos contenidos curriculares.
Las conductas de los jóvenes, siempre tan cuestionados por su condición de adolescentes, no hacen más que poner en evidencia la crisis social, el maltrato y la discriminación al que están expuestos, lo que se evidencia en el aula y en las relaciones que entablan entre ellos y con sus docentes. A esto debemos sumarle la crisis familiar y la falta de contención emocional de la escuela y la familia.
La moderna infraestructura de la escuela, la tecnología al alcance de los alumnos, las normas disciplinarias y los espacios habilitados para el diálogo y el debate dan cuenta que no son suficientes para conciliar los intereses de ambos sectores, hay algo que va mucho mas allá y se trata precisamente de replantearnos ¿Qué hacemos con la diferencia dentro de la escuela?
¿Cómo atender la diversidad de intereses y capacidades? ¿Cómo lograr una escuela realmente inclusora que quiera ser habitada por nuestros jóvenes?
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