jueves, 24 de marzo de 2011



la Opinión Austral, 23 de marzo de 2011 |

Francisco y Abel Madariaga compartieron historia de reencuentro e identidad

El 101 nieto recuperado por Abuelas de Plaza de Mayo y su padre brindaron una conferencia en la que hablaron de su búsqueda mutua durante más de 30 años. El reencuentro, la lucha por la identidad y la importancia de difundir para que "esto no vuelva a suceder"."Nací en cautiverio en Campo de Mayo, en 1977. Mi madre era médica cirujana, montonera de la Zona Norte, y la secuestraron. A mí me robaron unos militares, me criaron toda la infancia con mucha violencia y a los 20 años las dudas eran cada vez más por las vivencias, por la difusión de Abuelas, y por saber lo que había pasado en el país. Yo me acerqué a Abuelas y pude conocer mi identidad, que es lo más grande que uno puede tener. Sin eso no podés formar una familia, no podés hacer nada". El relato estremecedor surge sin odio ni rencor de la boca de Francisco Madariaga, el 101 nieto recuperado por la Abuelas de Plaza de Mayo, quien brindó ayer una conferencia junto a su padre, Abel Madariaga, secretario general de esta Asociación, invitado por la Universidad Nacional de la Patagonia Austral en el marco de las actividades por el Día de la Memoria, por la Verdad y la Justicia.

Un despacho de prensa de la UNPA difundió declaraciones previas a la charla que ofrecieron juntos en el Auditorio de la Secretaría de Turismo. Francisco Madariaga reconoció que su caso, resuelto a comienzos de 2010, es especial: "Dentro de la tristeza que son la mayoría de las historias, que muchos jóvenes no encuentran a nadie vivo, y a veces a esta altura ni a sus abuelas, encontrar a tu padre vivo y que te pueda contar la historia es un regalo de la vida".

El joven comentó que si bien las dudas terminaron de cristalizar a los 20 años, tuvo una infancia y una adolescencia en las que su afición por el malabarismo y su compromiso social no cuajaban con las costumbres y la forma de pensar de sus apropiadores. "Todo el tiempo me preguntaba de dónde me venían esas cosas, y hoy encontrar la lucha que tuvieron Abel y Silvia (su madre) me va llenando ese vacío", explicó.

Francisco se recuerda "reacio a lo que la familia de apropiadores te va queriendo inculcar" y con "la sensación de que le faltaba algo a mi vida, que era ni más ni menos que tener mi propia identidad".

De manera casi inconsciente, fue durante la adolescencia participando en distintas actividades culturales que generaba Abuelas de Plaza de Mayo, sin saber que años después encontraría en esta entidad "la verdad".

Hoy junto a su verdadero padre - de notable parecido- , y en proceso judicial contra sus apropiadores, Francisco dijo que lo más importante "es la difusión de todo esto, para seguir encontrando a los nietos que faltan aparecer".

Consideró también que es indispensable "saber lo que pasó en la historia del país, en la dictadura, que fue lo más oscuro del último tiempo en la Argentina, más que nada para que no vuelva a suceder, porque ha hecho mucho daño esta gente".

"Esto no terminó. Falta mucho por hacer y hay mucha gente que tiene que pagar lo que hizo", expresó finalmente en su testimonio.

Un agujero en el alma

Por su parte, Abel Madariaga, padre de Francisco y secretario general de Abuelas de Plaza de Mayo -Asociación a la que se sumó con el retorno de la democracia y luego de un duro exilio en Suecia- contó que el vacío que le generaba la falta de su hijo "es algo imposible de explicar, porque era como tener un agujero en el alma".

"El día que me vinieron a buscar para informarme que habían encontrado a mi hijo yo estaba de vacaciones y no lo podía creer. Estaba a 124 kilómetros de la capital, y cuando lo encontré, que somos idénticos, que es idéntico a mi papá, que es igual al cuerpo de su mamá, fue como si ese agujero se tapara de golpe" expresó Abel, quien se definió a sí mismo como "el ganador más grande que hay en el mundo".

Desde su rol institucional, Madariaga padre sostuvo que "la tarea de memoria y búsqueda de chicos continúa, porque todavía falta encontrar casi 200". En tal sentido, consideró que "a corto plazo se van a dar muchos logros, por toda una estrategia de investigación y porque la labor de Abuelas es impresionante".

"En todo el país hubo represión ilegal. Todo el mundo ha perdido su identidad, pero además hemos perdido la identidad como Nación; no solamente nuestros hijos, que fueron un botín de guerra, sino todos, y eso es lo que hay que reconstruir con la juventud" agregó Abel, quién consideró que "lo menos que podemos hacer es mantener la memoria y contar lo que ocurrió en el país para no olvidar y para que esto no se repita".

Identidad

La presentación de la conferencia estuvo a cargo de la secretaria de Extensión Universitaria de la UNPA, Virginia Barbieri, quien señaló que con esta actividad "se busca revalorizar el Día de la Memoria" y "hablar de Derechos Humanos, pero desde la identidad".

"Nosotros consideramos que este tema de los Derechos Humanos y en el caso especial del derecho a la identidad, no sólo hace al individuo, sino también hace a los pueblos", precisó Barbieri, al tiempo que reparó en la necesidad de "cambiar aquello del ‘no te metas’ o de ‘algo habrían hecho’ desde la educación y desde el trabajo cotidiano, generando un involucramiento que haga entender que somos parte de un país y de un continente y que nuestra identidad, nuestras raíces, son las que nos van a permitir entendernos y enfrentar todos los desafíos que este siglo XXI nos presenta".

Francisco Madariaga es hijo de Silvia Quintela, médica y militante de la Juventud Peronista que fue secuestrada por las fuerzas armadas el 17 de enero de 1977 en la localidad bonaerense de Florida -con un embarazo de cuatro meses- y aún permanece desaparecida.

El nieto 101 es uno de los tantos jóvenes que respondieron a las campañas realizadas por Abuelas de Plaza de Mayo en los medios para acercar a las personas nacidas durante la dictadura que tuvieran dudas sobre sus orígenes.

El joven se presentó en Abuelas a comienzos de febrero de 2010, aún bajo el nombre de Alejandro Ramiro Gallo, y días después una prueba de ADN contrastada con los datos del Banco Nacional de Datos Genéticos le permitió recuperar su identidad y encontrarse con su verdadero padre.

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