viernes, 17 de septiembre de 2010

RESIGNIFICAR LA PALABRA PARA VALORAR LA TAREA

Siempre que hablamos de maestros, profesores, docentes en general nos remitimos al vocablo vocación, palabra que está muy enraizada en el colectivo social, utilizada para significar una tarea abnegada en la que hay mucho para dar.
Por supuesto en un contexto social donde se sostiene la autoridad del docente en el decir y el hacer.
La situación del contexto socio histórico ha cambiado. Estamos en una realidad donde lo que se sigue sosteniendo como vocación es solo obligación para uno solo: “el docente”; y donde la autoridad de decir y hacer es poco reconocida.
Se sigue sosteniendo una parte del pensamiento histórico: el de la vocación de docente porque el de la autoridad está bastante deteriorada por cuestiones diversas de las que podemos ahondar en otro momento. Entonces, frente a esta realidad, hablar de vocación está vacío de contenido de respeto, admiración, ayuda y está llena de obligación.
Sin dudarlo puedo afirmar que muchos de los que estamos en esta noble tarea de enseñar diariamente ponemos vocación, pero en una palabra resignificada y adecuada a los tiempos que transcurren, sin transitar a los extremos como el de pensar que sin nada podemos hacer todo y que sino, no tenemos todo y no podemos hacer nada.
La palabra vocación de hoy está resignificada por esa conjunción equilibrada de hacer el mayor esfuerzo y tener grandes logros, aun con los pocos elementos que contamos.
La vocación hoy es la que nos hace superar la poquedad para entrar en el mundo de los posibles superando el prejuicio “este no va a aprender más que esto”, “toda la familia es igual, no aprenden nada”, “suficiente con lo que ya aprendió si nunca va a salir de su mundo”.
La vocación es la que nos hace superar el simplismo de que la educación salva a la humanidad sin ocuparnos del contenido y llevando a los niños, adolescente y jóvenes a descubrir el mundo y que se apropien de él para transformarlo.
La vocación es la que nos hace demandar pero no dejar de ejercer el acto de enseñar.
Muchas veces pocos ejemplos sirven para ilustrar la realidad. Los docentes en las escuelas de hoy están ocupados y preocupados por lo que la realidad les introduce en la escuela todos los días, problemas que en otros tiempos eran impensables; sin embargo ahí esta el docente indagando y buscando orientación para resolver, al menos, y saber a quién acudir para encontrar una respuesta.
Es la vocación la que hace que a pesar de tantos nuevos problemas, a veces indescifrables, el docente siga estando en la escuela y poniendo lo mejor de sí.
Es de destacar que los docentes nos reunamos a celebrar nuestro día, lo hagamos con alegría y celebremos la vocación y lo que es más alentador, aún que cantemos con orgullo el ser maestros.
La síntesis la realizaron los compañeros de la Escuela 68 “Fray Mamerto Esquiú” que con una conocida canción le cambiaron el estribillo y le pusieron “Soy Feliz, soy feliz hace mucho tiempo soy maestro”.

Por OSCAR ÁVILA
Docente – Secretario General de Agmer
Publicado en Diario "El Dia" 17/09/2010
http://www.eldiadegualeguaychu.com.ar/resignificar-la-palabra-para-valorar-la-tarea/

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