miércoles, 20 de febrero de 2013

La infancia de un enseñar y aprender (J. Rancière)

¿Qué significan enseñar y aprender? Es esta la pregunta clave del capítulo 6 de la segunda parte de INFANCIA ENTRE EDUCACIÓN Y FILOSOFÍA de Walter Omar Kohan 
¿Será que enseñamos de verdad cuándo decimos que enseñamos?  ¿será que alguien aprende cuando enseñamos? ¿Qué significan enseñar y aprender? ¿Cuál es la relación entre uno y otro? ¿Cómo propiciar que alguien aprenda algo?
Según el autor, si ponemos nuestra práctica en cuestión, estas preguntas deberían ser generales y afectar a los distintos niveles de enseñanza y a diversos saberes, pues manifiestan intencionalidad pedagógica.

¿QUÉ SIGNIFICA ENSEÑAR?
(...) Vamos a visitar la etimología.  "Enseñar" forma parte de un grupo de palabras del mismo grupo de "educar", al igual que otros términos como " instruir" o "formar": Todos estos términos se originan en el latín y comparten una cierta idea semejante al educar: la de darle algo a alguien que no lo posee. "Enseñar" viene de  insignare, textualmente "dar o poner un signo", "dar un ejemplo". La base del término es la raíz indoeuropea  "sekw", con el significado de "seguir" . "Signum", el elemento principal de insignare remite al sentido de "signo", "señal", "marca" que se sigue para alcanzar algo. El "signo" es lo que se sigue. De modo que lo que se da en el enseñar es un signo , una señal a ser descifrada. en tanto portadora de sentidos e inquietudes filosóficas, una pregunta siempre abre , por lo menos, dos alternativas. Por ello en este texto analizaremos al menos dos alternativas sobre el significado de enseñar. 
Hay muchas formas de enseñar. Un libro enseña. Ofrece signos. Es cuestión de ver cómo y hacia dónde seguirlos. En lo que sigue, vamos a seguir algunos signos tomados de un bello libro de filosofía de la educación de Jacques Rancère. Este texto cuenta la historia de un profesor emancipador, Joseph Jacotot, quien en 1818, se enfrenta a una situación en la que se quiebran las condiciones básicas de cualquier acto de enseñanza.
Nacido  en 1770, Jacotot, profesor de literatura francesa, sirve en el ejército, enseña retórica, ocupa cargos públicos  y es electo diputado en 1815. El retorno de los Borbones lo obliga a ir al exilio y en ese momento Jacotot recibe una invitación para dar clases en la Universidad de Louvain, en los Paises Bajos. 
Allí lo espera una sorpresa, sus alumnos hablan una lengua que él desconoce (flamenco)  y ellos desconocen la lengua que él habla (francés) . El acto comunicacional base de toda enseñanza se quiebra: el profesor no se puede comunicar con sus alumnos.
Sin embargo, Jacotot encuentra algo en común con ellos: una edición bilingüe del Telémaque de Fenelón, que llega azarosamente a sus manos. A través de un intérprete , solicita a sus alumnos que aprendan el texto en francés.Los alumnos aprenden por sí mismos. Por etapas, Jacotot pregunta lo que han aprendido y verifica que hagan su trabajo con atención. Al fin consigue que sus alumnos aprendan a hablar, leer y escribir  en francés. Han aprendido por sí mismos, sin un profesor que les enseñe un contenido, pero no sin profesor.
Hasta entonces, Jacotot creía lo que creemos casi todos los profesores: que la tarea principal de un profesor es transmitir los conocimientos en forma ordenada, de los mas simples a los más complejos, de modo tal que conduzcan al alumno, sin desvíos, hacia su propio saber; en pocas palabras, que explicar es el acto esencial que constituye el enseñar.
A partir de esta experiencia, Jacotot intuye que es posible enseñar, sin explicar, lo que se ignora. Existe otra experiencia primaria de aprendizaje, previa a toda explicación, común a la humanidad, que desafía la lógica de la explicación : el aprendizaje de la lengua materna.
En efecto, todos los seres humanos aprendemos a hablar en nuestra lengua sin que nadie nos explique cómo hacerlo. Habrá que emprender otras experiencias de enseñanza y ver que pasa.
Jacotot lo hace. Pasa a enseñar materias que ignora (pintura, piano) , sin explicar nada, y los alumnos aprenden. Más aún, llenan sus clases. en todos estos casos los alumnos aprenden según sus propios mñetodos, eligiendo caminos que ellos mismos deciden. Jacotot hace básicamente dos cosas: interroga y verifica que el trabajo se haga con atención. Pregunta siempre hasta el hartazgo, tres cuestiones: ¿qué ves? ¿qué piensas de eso?  ¿qué haces con eso?  No verifica el contenido de lo que el alumno ha encontrado sino el modo en que ha hecho la búsqueda, verifica, también que el alumno busque continuamente, que nunca deje de buscar.
estos ejercicios bien logrados lo fuerzan a transformar aquello que pensaba sobre enseñar y aprender, así como a resignificar (dar un nuevo signo) lo que significa enseñar y el papel de alguien que dice enseñar. Como su etimología lo sugiere, enseñar debe tener que ver con  propiciar signos, señales, marcas que puedan ser seguidas. Quién sabe, también esté ligado a ofrecer un ejemplo de alguien que, también y sobre todo, aprende en cuanto enseña.
Las experiencias de Jacotot produjeron un intervalo,una duda,en el supuesto dominante de que enseñar tiene que ver necesariamente con explicar. Por ello, es preciso poner en cuestión las pedagogías basadas en la lógica de la explicación.






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